MIL AÑOS DE HISTORIA MARINA EN SEIS VITRALES

Una visita al buque escuela Unión puede ser una rápida y sencilla clase de historia naval.
Inconfundibles líneas del monitor Huáscar, símbolo de peruanidad y resistencia.
El buque escuela Unión, el segundo velero más grande del mundo, tiene desde la semana pasada un encanto adicional: seis hermosos vitrales, en los que se sintetizan mil años de historia, desde las míticas balsas chimú de totora hasta la legendaria figura del monitor Huáscar, gloria y orgullo del Perú.
Los vitrales son pequeñas obras de arte, de 41 cms de diámetro, hechura de los artistas Mario Guimarey y Patricia Haro, y se lucen en la cabina del capitán de la Unión, ambiente protocolar donde se reciben a los invitados y que, cada año, suman más de 50 mil visitantes de todo el mundo.
Nave de Naylamp tiene raíz moche.
Cada vitral tiene la estilizada y colorida imagen de una nave que representa una época en nuestra historia marina y se hicieron a pedido del comandante del velero, Kurt Böttger Garfies, de notorias raíces alemanas pero de indudable corazón peruano.
La representación más antigua se remonta a la balsa que, según la leyenda, trajo al dios Naylamp del océano a la costa de Lambayeque, iniciándose la cultura Chimú, que se expandió con características de imperio desde Piura hasta el norte de Lima. Esta historia se remonta a 4 o 5 siglos antes de los incas.


Naves similares se ven hoy
en el lago Titicaca
Luego viene en el vidrio la balsa Kon Tiki, similar a las que debió utilizar el inca Túpac Yupanqui para zarpar de la costa norte y llegar a la Polinesia con su ejército de 50 mil hombres. La imagen se inspira en la balsa que usó el explorador noruego Thor Heyerdahl, en 1947, para cruzar el Pacífico y confirmar que, efectivamente, Túpac Yupanqui llegó a la Polinesia, de la cual volvió cuando todos los creían muerto.
Con galeones se conquistó
y se saqueó América 300 años.
Los 300 años del virreinato se sintetizan en los trazos delicados y certeros que dan forma a un galeón, la nave emblemática que trajo a Pizarro y sus hombres, y luego usada para la exacción del oro y la plata extraídos de las entrañas del Perú. Estas embarcaciones fueron artilladas, para proteger las riquezas que iban por la ruta a Panamá, menos peligrosas que el temible Estrecho de Magallanes, al sur.



BUQUES DE LA PATRIA

Goleta Sacramento, fue asaltada
por Cochrane en Ancón.
En marzo de 1821, cuando aún no existía oficialmente la Marina de Guerra y tampoco se había jurado la Independencia en Lima, fue capturada y arrebatada a los realistas la goleta Sacramento, un buque pequeño usado para llevar correspondencia, carga y pasajeros, que Cochrane llamó despectivamente el yate de San Martín. La nave fue entregada en Paita y tiene el mérito de ser la primera en la que ondeó la primera bandera del Perú, diseñada por San Martín poco después de desembarcar con la Expedición Libertadora en Paracas.
Tripulantes de la Amazonas
sobrevivieron al cólera en Calcuta.
Veintiocho años después, el general Ramón Castilla mandó construir en Inglaterra a la fragata Amazonas, de mil 500 toneladas y la primera nave de guerra a hélice que tuvo la Marina. Fue también el primer buque peruano en darse una memorable vuelta al mundo, entre 1856 y 1858, primero al mando del capitán de navío José Boterín, quien partió de Lima rumbo a Hong Kong, Macao y Calcuta; fue reemplazado en Londres, en 1857, por el capitán de corbeta Francisco Sanz.
Cierra (o empieza) esta interesante secuencia de vitrales una imagen estilizada e inconfundible del monitor Huáscar, la nave insignia del almirante Miguel Grau y símbolo de la defensa irreductible del Perú en la Guerra del Salitre, hasta que fue acorralado y tomado por los blindados Cochrane y Blanco Encalada, cada uno de los cuales lo duplicaba en tonelaje y poderío militar.

UNA EXPLICACIÓN
Patricia Haro y Mario Guimarey.
No estaba en nuestra agenda brindar esta apretada síntesis de la historia naval peruana, pero los vitrales que ahora se exhiben en la cabina de protocolo de la Unión merecen unas palabras, y un reconocimiento especial a sus autores. 
Antes de terminar, no debemos olvidar que este velero Unión es un homenaje a la gloriosa corbeta Unión que, al mando del capitán de navío Manuel Villavicencio, humilló a la escuadra chilena el 17 de marzo de 1880, al burlar el bloqueo impuesto al puerto de Arica y llevar pertrechos a las sitiadas tropas peruanas.
Esa madrugada, la Unión ingreso a Arica que estaba sitiado por el blindado Cochrane y otras dos naves. Tras dejar su carga y despachos para el coronel Bolognesi, en una acción heroica pero cuidadosamente planificada, al caer la tarde  emprendió un rápida salida que volvió a sorprender a los jefes enemigos. Cuando reaccionaron y salieron a atraparla, cayó la noche y la Unión se les perdió en la oscuridad pero entró en las páginas grandes de la historia naval.

Imponente buque escuela Unión, mantiene vigente a la histórica corbeta del mismo nombre, que nunca se rindió y fue hundida frente al Callao por su propia tripulación peruana, en enero de 1881.


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