“PARÁSITOS”, LA REALIDAD EMERGE DEL SÓTANO

DE CÓMO LA ABUNDANCIA DE LOS RICOS PUEDE TERMINAR EN UN DESASTRE

La película surcoreana “Parásitos”, la gran ganadora de los Oscar 2020, nos ofrece una visión tragicómica sobre las angustias que acarrean la pobreza, la dependencia que crean los smartphones y advierte de cómo la abundancia de los ricos puede terminar en un desastre.
El surcoreano Bong Joon-ho crea una comedia negra ambientada en Seúl,  capital de un país desarrollado y de alta tecnología, pero que podría replicarse en cualquier parte del mundo, donde una familias rica pueda darse el lujo vivir en una casa inmensa y no saber el tamaño de ésta ni que hay debajo de ella.
Sorpresivo pero merecido premio
La película resulta cercana, pese a su guión sorpresivo, a ratos hilarante y un tanto estrambótico, por ser tan global la historia de familias de desempleados en busca de ganarse la vida, sin renunciar a lo que hoy es como el agua para vivir: un celular y estar conectado a las redes sociales.
La historia transcurre en una Seúl moderna pero que arrastra el temor, desde hace décadas, de un conflicto nuclear con su belicoso vecino, Corea del Norte. Pero sólo los muy ricos pueden tener casas con sótanos de protección amplios y extensos, donde fácilmente se puede vivir sin necesidad de salir al exterior.
Una realidad muy diferente viven los protagonistas de la película -papá, mamá, hijo e hija, los cuatro sin empleo-, quienes en busca de subsistir no tendrán miramiento en desplazar o afectar a otras en igual condición, recurriendo a armas vedadas o aplicando la ley del más fuerte.
“Parásitos” refleja bien este bajo mundo en conflicto y, en forma brillante, lo contrasta con otro similar, en el que, entre los sótanos, hay una desgracia igual o tal vez peor. Este descubrimiento, de dos familias urgidas de dinero bajo un techo de abundancia, será el climax que desata la tragedia y el epílogo de la película.
El final es absolutamente del siglo XXI y trae a la memoria inmediata los ataques terroristas que, cada cierto tiempo, se perpetran con cuchillos y machetes en las principales capitales europeas. Muy merecidos los cuatro Oscar a este excelente película que superó a la también valiosa 1917.









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