SAN MALAQUÍAS POR LA CNN: El fin del mundo en directo

Si San Malaquias viviera, hace rato que sería un entrevistado estrella de CNN, por la sucesión de mega-catástrofes que asolan al mundo y por los propios desastres humanos que dan señales de cómo sería la decadencia y colapso de la Humanidad, una desgracia que, aunque parezca mentira, coincide con los vaticinios que hizo hace mil años.

Según las temidas profecías del famoso obispo irlandes Malachy O´Morgair (1094-1148), más conocido como San Malaquías, el fin de los tiempos va paralelo con el pontificado del último papa, llamado Pedro Romano, y que sería el próximo sucesor del Benedicto XVI, el pontifice alemán de 84 años hoy instalado en el trono de San Pedro desde el 2005.

Las Profecías de los Papas de San Malaquías se conocieron en 1559, cuatro siglos después de muerto su autor, al ser rescatadas de unos archivos medioevales, en Roma, por el historiador benedictino Arnold de Wyon, quien las publicó por primera vez en su libro Lignum Vitae. En una apretada sucesión de siete páginas, Malaquías da una lista de 111 papas que manejarían los destinos de la Iglesia Católica hasta el fin de los tiempos.

Estos 111 papas son mencionados en alusiones figuradas y se puede identificar a los cinco últimos, a quienes identificó en latín como Flos florum (Flor de las flores o Pablo VI, que rigió de 1963 a 1978); De Medietate Lunæ (De la Mitad de la Luna o Juan Pablo I, cuyo pontificado duró solo 33 dias en 1978) y De Labore Solis (De la labor del Sol o Juan Pablo II, que sostuvo la tiara de San Pedro de 1978 al 2005).

Las profecías son certeras en mencionar al que sería el penúltimo papa, el actual Benedicto XVI, a quien en latín llama De Gloria Olivæ o De la Gloria del Olivo. Elegido por la curia romana en el 2005, Joseph Alois Ratzinger naciò en Alemania en abril de 1927, un Sábado de Gloria y no hay que olvidar que la Semana Santa se inicia con el Domingo de Ramos, cuyo símbolo universal es el olivo.

ERA DE TRIBULACIONES

Al terminar de mencionar al papa De la Gloria del Olivo o Benedicto XVI, siempre en latín, San Malaquías menciona al que serìa el último Sumo Pontífice y desliza su terrible profecía de proporciones apocalípticas sobre la destrucción del corazón de la Iglesia Católica y el segundo retorno de Dios en la Tierra.

“En la última persecusión a la Santa Iglesia Romana ocupará la silla Pedro Romano, que habría de apacentar a sus ovejas padeciendo muchas tribulaciones, pasadas las cuales la Ciudad de las siete colinas (Roma) será destruida y el juez tremendo volverá a juzgar a su pueblo”, dice la milenaria profecía.

Las tribulaciones, como se acaba de ver de forma dramática el pasado 11 de marzo en Japón, puede ser una combinación de desastres naturales potenciados con errores humanos y que, con los años, tendrán consecuencias globales por la enorme contaminación radioactiva del mar.

El megaterremoto, que desató un tsunami con olas de más de diez metros, puede ser solo un anticipo de lo terrible y destructiva que puede ser la Naturaleza desatada, ante cuyas fuerzas, la obra del hombre es apenas una débil y opaca defensa. Y eso fue precisamente lo que pasó con la central nuclear de Fukushima.

Hace poco, el vicepresidente de la Tokyo Electric Power Co., Sakae Muto, junto a otros ejecutivos de la mayor empresa energética de Japón lloraron en público y pidieron perdón al admitir fallas estructurales en el sistema de seguridad de los reactores de Fukushima, que no estaban diseñados para soportar un terremoto de magnitud 9 y que ahora derrama a diario en el mar millones de litros de agua contaminada por la mortal radioactividad.

Los efectos de la radiación, entres los japoneses, se verá en los próximos años, cuando nazcan niños con malformaciones congénitas o aumenten los casos de cáncer en la población, un azote que los nipones ya conocen luego de sufrir los ataques atómicos de Hiroshima y Nagasaki. Sin contar con los graves daños infligidos a la biomasa marina y submarina, que podría sufrir graves transtornos y hasta convertirse en peligrosa para el consumo humano.

Un desastre ecológico de similares proporciones, pero por negligencia y groseras fallas de seguridad se vio en el Golfo de México, en abril del 2010, frente a las costas de Louisiana, al incendiarse y hundirse una gigantesca plataforma petrolera. Unas 12 personas murieron en esta tragedia, y la National Geographic lo calificó como “un brutal desastre medioambiental cuya magnitud todavía no se conoce y cuyas consecuencias van a ser tremendas”,

A esta mano autodestructiva del hombre, se sumaron el año pasado dos mega-terremotos que destruyeron gran parte de Haití (13 de enero) y Chile (27 de febrero), en el 2010. Solo en el primer país murieron más de 250 mil personas y aún otras miles sufren los efectos de este desastre.

Por si fuera poco, dos meses después, en otra demostración que la naturaleza o la mano de Dios no tiene límites, los cielos de Europa se ensombrecieron por el despertar de un volcán situado bajo el glaciar Eyjafjalla, al sur de Islandia, y que paralizó por una semana el tráfico aéreo en el Viejo Mundo.


FIN DE LAS RELIGIONES

Aparte de los desastres naturales, sin embargo, las tribulaciones de las ovejas del no tan lejano Pedro Romano, ya hace rato se habrían iniciado en el mundo, con la muerte nada menos que de Dios, por la creciente corriente de ateismo que avanza incontenible con la globalización y la modernidad digital.

Según un reciente estudio de la American Physical Society (Sociedad Estadounidense de Física) difundido en Dallas, Estados Unidos, hay una clara y creciente tendencia en nueve países de Europa, Oceanía y América del Norte, donde la religión va camino a desaparecer por completo en un futuro no muy lejano.

El estudio, divulgado por la BBC, señala que la creencia en Dios o algun tipo de religiòn está en picada en paises europeos de tan arraigadas raíces católicas como Suiza, Austria y Países Bajos. No olvidemos que por algo desde hace más de 500 años, los papas tienen como principal y confiable protección nada menos que a la Guardia Suiza.

También figuran en esa lista que debe preocupar al Vaticano, países como la República Checa, Finlandia e Irlanda, seguidos por Australia, Nueva Zelanda y Canadá, estos cuatro últimos de lengua inglesa. Una de las conclusiones fue que en las democracias seculares modernas hay una tendencia popular a identificarse como no afiliados a ninguna fe. En los Países Bajos, el número fue de 40%, y la más alta, del 60%, fue en República Checa.

Ante este panorama mundial jaloneado por guerras en Asia y alzamientos sangrientos en el norte de Africa, el papado de Benedicto XVI avanza sin mayor brillo, sobrepasado por los avances de la información en las sociedades globales, y golpeado por los pasados escándalos de sacerdotes pedófilos denunciados en Estados Unidos y Europa, a quienes el Vaticano no sancionó y silenciò sus delitos.

Solo faltaría Pedro Romano y la destrucción de la Ciudad de las siete colinas para tener cumplidas las profecía de San Malaquías, difundidas en vivo por la CNN, la BBC y comentadas por todos los diarios y portales web del mundo.


CRUZADO DE LA FE

San Malaquías de Armagh o de Irlanda escribió sus profecías después de una peregrinación a Roma, en el verano de 1140. Se iniciò como un modesto monje y ascendió en la jerarquía eclesiástica hasta llegar a obispo por sus sólidas convicciones religiosas. Fue tenaz perseguidor de los paganos y luchó contra las desviaciones en la iglesia. En su peregrinación a Roma pasó por Escocia, Inglaterra y Francia, en 1139. En la capital del papado, sin embargo, halló a la iglesia totalmente dominada por los señores italianos, a merced de la corrupción y las tentaciones de la carne. Fue entonces, según los historiadores, que tuvo sus visiones proféticas sobre los mil años de vigencia que tendría la Iglesia y que elevaron la moral y fortalecieron la autoridad del papa Inocencio II. En 1148, quiso volver en peregrinaje a Roma, pero enfermó y murió en brazos de San Bernardo. 50 años después fue canonizado por el papa Clemente III.

REDESCUBIERTO EN 1969

Pasaron otros 400 años para que las profecías fueran publicadas originalmente en 1969 por Colin Smythe, en Inglaterra, con el título "Profecías de San Malaquías y San Columbkille". Tan Books lo publicó en Estados Unidos en 1973, con el título "Profecías de San Malaquías", y desde entonces se convirtiò en un best seller, consultado en todo el mundo cuando se trata ver el futuro, al igual que las profecías de Nostradamus. La edición norteamericana tuvo un prefacio escrito por el Arzobispo H. E. Cardinale, Nuncio Apostólico de Belgica y Luxemburgo, y ex Nuncio Apostólico en Gran Bretaña

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