QUERULPA, JURASSIC PARK MISTIANO


A tres horas de la Ciudad Blanca, en la punta de un cerro pelado, se encuentran las huellas más antiguas de dinosaurios, que datan de al menos 150 millones de años, cuando no existían ni el Misti ni la Cordillera de los Andes y el mundo era otro.

En total, son 68 huellas impresas en la piedra, que corresponden todos a dinosaurios carnívoros de diferentes tamaños. Las huellas más grandes fueron dejadas por un depredador que, según la paleontóloga chilena Karen Moreno, debió tener tres metros de alto y un largo de al menos 13 metros. Era un depredador más grande que el mismísimo Tiranosaurio rex y el Giganotosauro carolini, aunque vivió unos 50 millones de años antes que estos reinaran en Norteamérica y Sudamérica, respectivamente.

A pesar de su enorme tamaño, sin embargo, este carnívoro arequipeño fue relativamente liviano porque debió pesar de tres a cuatro toneladas y dejó pisadas de diez centímetros bajo tierra. Al inspeccionar la zona y recoger datos para su tesis doctoral, Moreno precisa que junto con ese gigante iban otros doce depredadores pequeños y medianos, los que dejaron las 68 huellas de Querulpa.

Moreno, reconocida como una experta internacional en el estudio de las huellas de dinosaurios o icnitas, señala que aunque se puedan tener estos datos generales, las huellas halladas no son suficientes para identificar al animal con precisión y solo se les puede clasificar como terópodos o carnívoros que andaban en dos patas, de tres dedos adelante y uno atrás, muy similares a las de las aves.

Por eso, los carnívoros que habitaron esta parte del sur peruano hasta ahora no están identificados plenamente.


EL JURÁSICO AREQUIPEÑO

Cuando la Arequipa primitiva era dominada por esos gigantes, gran parte del Perú actual estaba bajo el mar y una de las pocas áreas terrestres eran, precisamente, lo que hoy es el valle de Majes. En estos lejanos tiempos del Jurásico Superior, la zona era una selva húmeda, con una vegetación abundante.

AllÍ debieron proliferar también herbívoros gigantes, que debieron ser el alimento de los depredadores, pero cuyos restos fósiles o huellas aùn no se encontrado en la zona que los geólogos identifican como la Formación Yura. Pero por ser contemporáneos, la zona debió ser habitada por familias de titanosaurios, los vegetarianos de cuello largo que se han encontrado en diferentes partes de Sudamèrica.

Las huellas de Querulpa fueron descubiertas en el 2002 por tres amigos, que acostumbraban pasear por las cimas de las montañas que rodean al pueblo. A ellos les llamó la atención la enormes huellas que parecían hechas por aves gigantes. El dato llegó a oidos de un profesor de la Universidad San Agustín y poco después arribarían Moreno y su profesor David Hone, de la Universidad de Bristol, Gran Bretaña.

Hoy la zona se ha convertido en un parque, donde se han reproducido con exactitud a un depredador Giganotosauro y un vegetariano Diplodocus, aunque este último nunca existió en Sudamèrica, pero si proliferó en el Jurásico norteamericano, siendo el animal terrestre más largo de la historia, con un cuello de casi 20 metros.

En el Parque Jurásico de Querulpa, cuya entrada está en la carretera a Aplao, también hay un pequeño museo donde se exhiben fósiles de animales marinos. El ansioso visitante del pasado, tras una subida de unos 20 minutos puede llegar a la cima, donde a su derecha están las huellas, la más antiguas dejadas por los dinosaurios a su paso por la Tierra.

ADORNOS DEL PASADO

Las plantas del Jurásico, al quedar fosilizadas en las piedras lajas que se extraen de las canteras de Yura, aunque resulte increíble, también pueden ser utilizadas como adornos en casas y oficinas, lo comprueba Angel Benavente, quien desde hace más de 40 años se dedica a la extracción de piedras, mármoles, sillares y granitos.

El se abastece de material en las canteras de Yura, muy cerca de la Ciudad Blanca, y sus artesanos cuando encuentran los fósiles de plantas y moluscos les dan un retoque y pulido para luego ofrecerlos a sus clientes, nacionales y extranjeros.

Muy orgulloso muestra todas las maravillas y adornos que se pueden hacer con las piedras en su empresa Lajas Arequipa, donde se puede encontrar desde un enorme mural con el Misti, hasta una piscina bellamente decorada con lajas, o comedores y sillas de piedra, asi como elefantes y piletas de granito.

Gran parte de su producción artesanal se exporta a Chile e Italia, donde hay una creciente demanda por las piedras peruanas, muchas de las cuales tienen impregnadas rastros de plantas y moluscos de cuando toda esta región estaba bajo las aguas. Un lujo que ya quisiera cualquier magnate del primer mundo.

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