DIOS NO PUSO EL HOMBRO EN LA CREACIÓN DEL UNIVERSO

Si Dios se diera un paseo por el Universo, se perdería ante la magnitud ilimitada de las distancias y las grandiosas dimensiones de estrellas, constelaciones, nebulosas planetarias y agujeros negros, entre otros cuerpos cósmicos. Dios, bienamado y adorado durante dos milenios, sería un visitante extraño y no el Creador a la luz de las nuevas conclusiones del astro físico británico Stephen Hawking.

“No es necesario invocar a Dios como el que encendió la mecha y creó el Universo”, escribe Hawking en su último libro “El Gran Diseño”, dándole una nueva estocada de muerte a la creencia religiosa de un Supremo Creador del mundo y del universo, posición cada vez insostenible mientras los científicos escudriñan y profundizan en las leyes de la física.

Hawking, en su libro escrito junto con el fìsico estadounidense Leonard Mlodinow, lo dice claramente para dejar sin piso la idea de Dios: "Dado que existe una ley como la de la gravedad, el Universo pudo y se creó de la nada. La creación espontánea es la razón de que haya algo en lugar de nada, es la razón por la que existe el Universo, de que existamos”.

Hace dos años, una foto del Ojo de Dios estremeció al mundo e hizo elevar plegarias en los creyentes. La imagen, tomada desde el observatorio chileno de La Silla en el desierto de Atacama, era impactante pero no nueva para los cientìficos que, ya desde 1824, conocían de la existencia de la nebulosa planetaria Helix.

Ubicada a 700 años luz de la Tierra, Helix es una formación creada por los restos de una estrella en extinción, un proceso de miles de millones de años en que la combinación de gases, energía y radiación ultravioleta pueden dar como resultado formas cósmicas tan espectaculares como el Ojo de Dios, que asi se llama todo este conjunto que tiene una extensión de dos años luz o, para hacer cálculos, 20 billones de kilómetros.

Hawking, al comentar su libro que salió a la luz este mes, recordó que la idea de Dios sufrió un descalabro al confirmarse la existencia, en 1992, de una galaxia similar a la nuestra, donde igualmente habían planetas que giraban alrededor de una estrella solar. Dada la magnitud inconmensurable del Universo, que haya un sistema solar similar al de la Tierra implicaba que otras más podían existir, lo que derriba la creencia religiosa que Dios solo dio el soplo de vida en nuestro planeta.

Sin embargo, aún en los 80, el astro físico sostenía la existencia diivina en su famoso libro “Una breve historia del tiempo”: “Si llegamos a descubrir una teoría completa, sería el triunfo definitivo de la razón humana porque entonces conoceríamos la mente de Dios. Para entonces, todavía creía como Isaac Newton en el siglo XVII, que el Universo no podía nacer del caos sino de una mano suprema.

CUIDADO CON LOS E.T.

No solo la existencia de Dios ha decaído, mientras que cada año se robustecen los planteamientos que bajo un océano congelado y oscuro, en la luna Europa de Jupíter, hay evidencias de vida marina, similares a las que existian en la Tierra durante la Era Paleozoica, osea hace “solo” unos 500 millones de años.

Incluso hace poco, se divulgaron fotos de unos organismos celulares que vivirian en los pocos restos de agua subterránea y congelada que existen en Marte, planeta que tuvo similares caracterÍsticas al de la Tierra hace màs de 5 mil millones de años, cuando aún nuestro planeta estaba en pañales.

Hawking también abordó sobre la vida extraterrestre e indicó, en una serie televisiva que preparó hace unos años el Discovery Channel, que “era perfectamente racional que existe vida inteligente en otros planetas”, pero al mismo tiempo advirtió que para los humanos sería preferible evitar todo contacto, pues no sería nada grato.

“Solo tenemos que observarnos a nosotros mismos para darnos cuentas de cómo un organismo inteligente puede tornarse en algo que no quisiéramos conocer”, afirmó al recordar que un encuentro con extraterrestres podría ser similar al choque que hubo cuando los conquistadores y colonizadores europeos llegaron a las Américas y sometieron a sangre y fuego a la población indígena.

Algo similar decía el ya desaparecido astrónomo y divulgador científico Carl Sagan, promotor del proyecto de Búsqueda de vida extraterrestre en Estados Unidos, al afirmar que era posible la existencia de civilizaciones cósmicas, pero que si se desplazaban por el espacio no lo hacían en platillos voladores, como se cree desde los años 50, sino en naves ultrasofisticadas y hasta inimaginables para el hombre.

Hasta su muerte, en 1996, Sagan fue un convencido de la existencia de vida inteligente en otros planetas, la que buscó mediante un programa de envío de señales y ondas de radio a través de gigantescas antenas instaladas en California. También fue el artífice del encargar mensajes grabados en placas de oro, a bordo de las sondas Pionner y Voyager, lanzadas en los 70 y que navegan en el cosmos como abanderadas de la civilización terrestre.

Estas naves, tal vez, podrían volver realidad la travesía de la ficticia nave Von Braun que, en un reciente programa de Discovery, viaja durante 45 años en el espacio hasta llegar a un planeta donde encuentra una fauna sorprendente.

“Para mi cerebro matemático, solo los números me hacen creer que la existencia de los extraterrestres es perfectamente posible”, sostiene Hawking, y vaya que las posibilidades son enormes si se tiene en cuenta que, hasta el momento, se han contabilizado ¡cien mil millones de galaxias en el universo!

De todas estas, la más grande, visible y peligrosa para la Tierra es la Galaxia Andrómeda, que se nos acerca a una velocidad de 300 kilómetros por segundo, pero está tan lejana que los astrónomos calculan que chocaría y se tragaría a nuestro sistema solar en 3 mil o 5 mil millones años, fecha en la que ya ni habrían rastros del hombre ni de Dios.




Stephen Hawking,

un hombre sin límites

El físico y cosmólogo Stephen Hawking nació el 8 de enero de 1942, mientras las bombas nazis caían sobre Londres en la Segunda Guerra Mundial. Desde que tuvo 21 años sufrió los estragos de una rara esclerosis lateral amiotrófica, grave enfermedad que mata en dos o tres años. Hawking, sin embargo, a pesar de estar inmovilizado y no poder hablar, ha seguido con sus estudios y es autor de una veintena de obras, además de tener distinciones de prestigiosas entidades científicas de todo el mundo. Hace tres años, cumplió unos de sus sueños al flotar en gravedad cero a bordo de un avión especial. En los últimos meses, causó sensación al advertir los riesgos de un contacto con los seres extraterrestres y recomendar la colonización del espacio para evitar la desaparición del hombre por eventuales desastres cósmicos en los próximos mil años.

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