EL SUEÑO DE MCLUHAN: TRES HITOS EN LA ALDEA GLOBAL
Durante tres días, el mundo nunca fue más pequeño. Un matrimonio en Londres, una beatificación en Roma y un operativo militar en Pakistán hicieron realidad las tesis del filosofo canadiense Marshall McLuhan, quien a mediados de los años 60 vaticinó que el planeta sería en pocas décadas una “aldea global”.
El reinado de los medios electrónicos y de las nuevas tecnologías de la información y comunicación mantuvo interconectados a más de tres mil millones de personas, pendientes de sucesos que inspiraban sentimientos de ternura, emoción, religiosidad y, por qué no decirlo, venganza.
Fue el predominio de las grandes cadenas de televisión, pero también una nueva demostración de fuerza del Internet y de sus hijos predilectos, el You Tube y las redes sociales, encarnadas especialmente en el Facebook y el Twitter, herramientas virtuales que estrechan el intercambio de información a nivel mundial.
Esta inmensa demostración que el mundo es un pañuelo como se decía antes para graficar un encuentro inesperado, se inició el 29 de abril, con la boda real del príncipe Guillermo y la bella Kate Middleton, su novia plebeya, acontecimiento que fue visto en directo por más de dos mil 500 millones de televidentes.
Solo en la costa este de Norteamérica, 23 millones de personas se pegaron a la transmisión de la CNN, CBS, Fox New y otras grandes cadenas. Este rating superó a los 17 millones de televidentes que, en 1981, vieron el matrimonio del príncipe Carlos y la inolvidable Diana, pero no superó el record de 33 millones que siguieron los funerales de la Princesa del Pueblo o Reina de Corazones, en 1997.
22 SATÉLITES, 200 PAÍSES
Los suspiros y chismes que siguieron a la boda real en Londres aún flotaban en el mundo, pero ya la maquinaria de los medios electrónicos se ponía en marcha para transmitir la beatificación del finado Papa Juan Pablo II, ceremonia realizada en la Plaza de San Pedro, en Roma, ante un millón de feligreses.
Casi a la misma hora de la boda real, pero 48 horas después, la beatificación del recordado Papa Peregrino fue otra demostración que el mundo está unido por satélites y antenas de transmisión que proporcionan los datos e imágenes en tiempo real, convirtiendo al planeta en una aldea global.
Por citar a la poderosa CNN como ejemplo, para dar una cobertura total sobre la ceremonia de beatificación, la cadena movilizó periodistas y equipos de transmisión a los lugares más emblemáticos que fueron parte de la vida y la obra realizada por Juan Pablo II en sus 26 años de pontificado.
De esa manera, sentados en sus casas, frente al televisor o a su pantalla de computadora, televidentes en más de 200 países pudieron ver gracias a los 22 satélites de la CNN los actos y homenajes conmemorativos realizados en la natal Polonia, el Vaticano, la Catedral de México y otras importantes ciudades.
Como ocurrió con la boda real inglesa, que fue ampliamente cubierta por la BBC con ediciones previas, la beatificación de Juan Pablo II, aunque insólitamente apresurada para los standares de la lenta burocracia vaticana, igualmente fue precedida de amplia cobertura desde días antes del acontecimiento.
El matrimonio y la beatificación estaban llamadas a cubrir la atención de la gente durante el transcurso de la semana, pero ya desde el mismo día de la boda el presidente Barack Obama había dado luz verde a los comandos Seals de la Navy para allanar el fortín de Osama Bin Laden, en una pequeña ciudad de Pakistán.
TWITTER ALZA VUELO
La noticia con la muerte de Bin Laden, fue un auténtico bombazo en el argot periodístico y, apenas se filtró acaparó tanto la atención de la gente que estableció un record de sintonía en la televisión norteamericana y en el envío de mensajes o tweets a través de la cuenta de Twitter.
Según las propias estadísticas de la cuenta que tiene como símbolo a un pajarito, entre las 22.45 horas del domingo 1 de mayo y las 3 horas del lunes en la costa atlántica se registró un promedio de tres mil 440 tweets por segundo, llegando en determinados momentos a picos de 5 mil por segundo.
Todo Estados Unidos y el mundo, en general, quedó entonces interconectado para conocer los pormenores del operativo militar que acabó con la muerte y la sepultura en el mar del jefe de Al Qaeda, la red terrorista que perpetró los ataques del 11-S contra Estados Unidos y que cobró tres mil vidas.
The New York Times informó que el primer dato sobre lo que había ocurrido en la guarida de Osama en Abottabat, Pakistán, salió por un e-mail, pero fue por Twitter donde se filtró la noticia, dada por Keith Urbahn, ex jefe de colaboradores del ex secretario de Defensa, Donald Rumsfeld durante la gestión de Bush.
“Asi que me dice una persona de buena reputación que mataron a Bin Laden”, escribió en su cuenta @keithurbahn y desató la ola de versiones que pronto llegó hasta las grandes cadenas de televisión que, tras consultar con sus fuentes de la Casa Blanca y el Pentágono, suspendieron sus transmisiones habituales para dar cobertura al sangriento fin del terrorista más buscado del mundo.
En el Perú, la noticia de la muerte de Bin Laden llegó casi de inmediato y canal 4 suspendió su programación, poco antes de la diez de la noche, para colgarse de la señal de la CNN que anunciaba “para unos minutos” un mensaje del presidente Obama sobre “la seguridad nacional” de Estados Unidos.
La ansiedad y la expectativa, ya no solo americana sino mundial, por saber si era cierta o no tan grande noticia se confirmò con el mensaje de Barack Obama, transmitido en directo por nueve cadenas de televisión y que concentró una teleaudiencia de 57 millones de personas.
El viejo Marshall McLuhan, autor de la Galaxia Gutemberg y Guerra y paz en la aldea global, entre otros importantes títulos, debió sonreir satisfecho en su tumba al ratificarse que hoy, más que nunca, el planeta Tierra es más pequeño que nunca y los hombres están más comunicados e informados directa e instantáneamente de lo que pasa a su alrededor gracias al avance de las tecnologías de la información.
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